¿Para qué escribe uno, si no es para juntar sus pedazos?
E. Galeano
martes, marzo 06, 2012
Ser de mar
Llegar a la playa. Ver desde lejos esa inmensidad azulada que te inunda los ojos y la conciencia, acercarte contenta, ansiosa, saludar al mar con el cariño contenido después de dos años de no verlo. Contemplarlo desde la orilla escuchando su voz de mil voces, sintiendo cómo con cada ola te acaricia para enterrarte los pies, pidiéndote que te quedes. Adentrarte y zambullirte para pasar la rompiente, dejándote llevar por la corriente, disfrutando con ganas cada vez que el agua te levanta del suelo el cuerpo y el alma -esa sensación curiosa que sé por mis sueños que se parece a un despegue- y te transporta. Y una vez que encontraste esa conexión con él y con cada fibra tuya, dejarle todo lo que te sobra, todo el exceso de equipaje, todo lo que llevaste hasta ahí y con lo que no querés volver. Pedirle que lave cada pena, una por una las inquietudes y las angustias y en su lugar te llene de su fuerza inagotable, de su energía vital, de su espuma blanca de sol y su alegría caprichosa.
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7 comentarios:
Que bueno.
No me digas que vos también te trajiste los secretos del mar y le dejaste los tuyos.
Tiene poderes curativos...
Que mágico que es el mar. Hermoso relato, Eli.
Creo que el mar es mi amigo más grande y secreto...:)
Son mas lindas tus palabras que el mar en sí
¿Soy el único ser viviente que pasa por acá que jamás estuvo en el mar?
Me voy a llorar al rincón.
Precioso...
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