Tomo impulso para incorporarme, con el pelo en la cara y los ojos todavía lagañosos. Sentís -asumo- el cambio de peso en el colchón, mis manos que se van. Con los ojos todavía cerrados y casi sin mover el resto de tu cuerpo estirás la mano y agarrándome de la cintura me atraés de nuevo a vos. Me dejo. Pasás una pierna por sobre las mías, y tus brazos se me enroscan. Sonrío. Y no hay más que el olor de tu pecho, la calma de tu respiración, el desdibujamiento de tus límites contra los míos.
(Bueno, sí, hay esta felicidad inconmensurable que me regalás.)
2 comentarios:
Que bueno. Disfrutalo. :)
que lindo que la gente se quiera...
me gustó la foto de lo árboles... salu2...
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