¿Para qué escribe uno, si no es para juntar sus pedazos?
E. Galeano

miércoles, enero 04, 2012

Compañía 2.0

En el Starbucks del Abasto, con mi café enfriándose en la mesa mientras leo a Mario, me pasan por al lado una mujer joven y su hijo. Se sientan en unos silloncitos a mi izquierda y pueblan la mesa con tres cafecitos. El gurí le salta al que tiene más a mano y mira a mamá. Mamá saca del bolso una blackberry y escribe andáasaberqué. Me olvido de mi indiscreción. Miro al nene mirar a la mamá. El nene me mira. Mamá escribe sin levantar la vista. Vuelve los ojos a mamá. Ahora la miramos los dos. Mamá teclea en el aparatito, que con su pantalla la tiene absorta. ¿Te lo vas a tomar má? Sí, ahora me lo tomo. Los ojos son otra vez del amigo electrónico. El nene se resigna. Los dos nos tomamos nuestro café. Mamá teclea en la blackberry.

4 comentarios:

gabi dijo...

¿Sabés por qué pasa eso? Porque es el Abasto, el Abasto es un shopping de mierda, lo odio, odio tenerlo tan cerca y odio todo lo que lo involucre. Por eso, esa situación autista es propia del Abasto (sh, sin objeciones).

Hugo dijo...

Qué feo, qué feo, pobre nene, si sigue así la madre lo va a terminar saludando por el cumple con un SMS...

Mauro Avalo dijo...

El titulo queda perfecto, saludos :)

Panqueca dijo...

El primer comentario es la posta.
Madres además, eran las de antes (?).